Una cerveza de mantequilla (Harry)

Aquel fin de semana era ya tiempo de ir a uno de aquellos clasicos y esperados paseos al bello y tranquilo Hogsmeade. Contrario a la mayoria de los alumnos, Sinead no lucia especialmente emocionada al respecto, aunque le gustaba ir de paseo y comprar cosas interesantes, hoy simplemente sus pensamientos se encontraban en un sitio totalmente distinto a Hogsmeade.

Desde temprano, Sinead se vistio con ropa medianamente adecuada para el clima. Apenas y se maquillo mientras contemplaba la ultima carta que le habia enviado su madre, Elianna. No podia estar segura de ello, pero por lo que decia la carta algo andaba mal en Derby, Sine lo podia sentir. Las cartas de su madre nunca eran tan tristes, y esta ultima lo era en extremo.

Llego la hora de ir a reunirse con el resto para partir de una vez en direccion al pueblo tan popular entre los alumnos. En completo silencio, la chica de ojos azules se unio al grupo y apenas unos minutos mas tarde, partieron. Al llegar al sitio, la joven Ravenclaw se encamino casi de inmediato hacia "Las Tres Escobas", aquel local tan frecuentado por los estudiantes de Hogwarts.

Busco tan rapido como le fue posible una mesa lo mas apartada que pudo, y tras encontrarla, tomo asiento, sacando de su bolsillo aquella carta que ya habia leido un millar de veces desde su arrivo, hacia ya dos dias. En silencio la leyo una vez mas.

Se acomodó los anteojos mientras el tumulto de alumnos avanzaba hacia el exterior del castillo, descendiendo a una velocidad rítmica y considerable, camuflándose entre todos los estudiantes con facilidad. Harry no lograba encontrar con la mirada ni a Ron ni a Hermione, pero por un lado lo agradecía en exceso. Ya no soportaba los bufidos y los chillidos de la castaña al ver al pelirrojo con su actual novia, puesto que estar entre ambos ahora era como estar en un constante ring de pelea.

Tal vez se encontraría con Ginny, pero probablemente la chica estaría con su actual novio, lo que hizo que el joven Potter perdiese las esperanzas de pasar una tarde con alguien que lo hiciese olvidar, al menos por unos instantes, la cantidad de cosas que atormentaban sus pensamientos. Estaba demasiado disperso en las ultimas semanas, sintiendo como su cerebro parecía estallar con toda la información obtenida, y el simple factor de que constantemente llegasen malas noticias del exterior del castillo no ayudaban en su tarea de no sentirse culpable. La salida a Hogsmeade entonces había sido completamente bienvenida, siendo de completa utilidad.

Al llegar al pueblito abarrotado de estudiantes, Harry se aferró a su bufanda que clamaba a los cuatro vientos la casa a la cual pertenecía, chequeando con la mirada la zona antes de deslizarse hacia Las Tres Escobas, ansioso de probar la deliciosa cerveza de manteca que tanto lo reconfortaba en aquellos casos. No se asombró al ver el lugar atestado, por lo que con dificultad se hizo paso hasta la barra, donde pidió el trago. Supuso que alguien conocido debería rondar por allí, por lo que al recibir la copa, anduvo entre la gente intentando localizar a algún amigo o una mesa desocupada, lo cual parecía imposible. Finalmente dio con la imagen aislada de una chica que le resultaba familiar; una Ravenclaw con la que compartía algunas clases, pero cuya relación con ella era casi inexistente. De hecho, ni recordaba su nombre.

Sin embargo, al notar que no hallaba lugar para sentarse ni nadie con quien pasar el rato, Harry se dirigió hacia aquella mesa, sabiendo que aquello no era una actitud muy normal en él, para llegar junto a la silla desocupada frente a la muchacha y carraspear, esperando que pudiese escucharlo a pesar del barullo del lugar.
- ¿Puedo? – quiso saber con amabilidad, señalando el asiento desierto. Genial, conversar con alguien ajeno a sus problemas no le iba a venir nada mal.

Sinead mantenía sus orbes azules fijos en la carta de su madre, intentando en vano descifrar que estaba ocurriendo en Derby que había hecho que su progenitora escribiera aquel mensaje tan deprimente y falto de alegría. La joven suspiro, ya rendida y dejo la carta sobre la mesa. Miro a la barra, tentándose a ir por una cerveza de mantequilla, mas con la cantidad de gente que había, si dejaba la mesa, muy probablemente terminaría sin un lugar para sentarse. Mire la carta doblada torpemente sobre la mesa y jugo un poco con las esquinas de esta, de forma infantil.

Fue en aquel momento que la joven fue sorprendida por una voz familiar, alzando la mirada al instante, solo para encontrarse que Harry Potter, el famoso chico de Gryffindor que asistía a su curso, quien ya había pasado por innumerables aventuras y quien, por lo que Sinead sabia, era el único sobreviviente al Avada Kedavra. La chica lo observo en silencio unos pocos segundos y acto seguido, asintió, autorizándole así que ocupase el lugar frente a ella. Era un evento extraño, Potter jamas le hablaba y siempre estaba acompañado de sus fieles amigos, Hermione y Ron, y no era que le desagradaran, al contrario, Sinead sentía una cierta admiración hacia ellos, sabiendo que ella jamas se atrevería a enfrentarse de manera alguna a El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.

Hola. saludo en un tono completamente neutral, aunque su mirada delataba lo contrariada que se encontraba por la presencia de aquel chico tan popular. Después de todo, ¿quien podría fijar su atención en una chica tan callada, tan ausente y distraída como Sinead? Frunció el ceño un momento y hablo de nueva cuenta. Espera. musito y camino en dirección a la barra, obteniendo así la tan ansiada cerveza de mantequilla, aprovechando que había quien cuidara la mesa. Regreso tras unos pocos minutos y tomo asiento de nueva cuenta. Ya. dijo, su voz sonando un poco mas relajada, conforme se hacia a la idea de que, bueno, estaba sentada con alguien interesante.

Casi un instante después de haberle hablando, Harry pudo notar que la joven se encontraba con una carta en sus manos, releyéndola con una extraña expresión en el rostro, que el chico pudo identificar como preocupación o incluso desconcierto. Por un momento se arrepintió de haberla interrumpido, probablemente porque la chica estaba pasando un momento en el cual tal vez deseaba estar a solas y Potter no supo respetar justo a tiempo. Sin embargo, ya era demasiado tarde como para echarse hacia atrás, por lo que se quedó allí, viendo como la chica levantaba la vista y la clavaba en él unos instantes, lo que hizo que Harry se sintiese un poco incómodo, sabiendo perfectamente lo que ella estaba pensando. Ya estaba acostumbrado a que la gente lo analizara con la vista, pero era imposible no sentirse un poco fuera de lugar cuando aquello pasaba.

Finalmente, ella lo saludó en un tono que al chico no le dijo mucho, aunque sonrió de costado solo por amabilidad, sabiendo que hacer sociales nunca había sido su punto fuerte, por lo que movió uno de sus pies a modo de demostrar su incomodidad. Abrió ligeramente la boca sintiéndose algo idiota cuando ella le pidió que esperase, por lo que se quedó mirando como se marchaba, perdiéndose entre la multitud hacia la barra. Harry tardó en darse cuenta que su rostro poseía una expresión algo desconcertada, por lo que movió ligeramente la cabeza antes de correr la silla para poder tomar asiento, dándole un sorbo a la cerveza, agradeciendo aquel poder que poseía la bebida en recomponer su cuerpo, ya que el frío lo había estado molestando y lo ayudaba a relajarse.

Antes de lo que hubiese esperado, la Ravenclaw estaba de vuelta en la mesa, volviendo a ocupar el asiento frente al chico, quien agradeció en su interior que ella se comportase de un modo mas relajado. Harry hizo un leve movimiento con la cabeza.
- Nunca vienen mal – dijo, echándole un vistazo al cáliz que llevaba la muchacha antes de volver a beber un sorbo del suyo propio. Tras aquel trago, lo dejó de nuevo sobre la mesa, echándole una rápida mirada a la carta que reposaba sobre el mueble, pero sin intenciones de meterse en la vida de aquella casi desconocida – Eres de mi curso – repuso a modo de afirmación - No hemos tenido oportunidad de conversar. Soy Harry.
No supo bien que hacer, de modo que le ofreció la mano torpemente para estrecharla.

Aquella tranquila e inmutable joven alternaba entre observar la carta que tanto la estaba preocupando y analizar al joven y famoso mago que tenia justo frente a ella. Le causaba tal confusion el ser con quien el popular chico habia decidido compartir mesa, sobre todo si se consideraba lo apegado que era Potter con sus fieles amigos. Tras darle un sorbo a la deliciosa bebida que llevaba entre sus manos, Sinead mantuvo su vista fija en Harry. Curvo sus labios de forma disimulada, ella no era una persona demasiado expresiva, mas eso no significaba que careciera de sentimientos. En efecto, son perfectas para las penas puntualizo la joven, expresando por primera vez lo que sentia con respecto a la carta. Bebio de nueva cuenta y se acomodo en su asiento, de una manera propia de una dama, elegantemente cruzando sus tobillos.

El joven que se encontraba frente a ella recalco un hecho que era bien conocido por Sinead; que asistian al mismo curso y compartian clases, obviamente. Sinead extendi su delgada mano y tomo la mano del joven, de una manera delicada, pero firme, sosteniendole la mirada. Sinead Lykke Westerholt. No creo que debas presentarte, tu eres figura publica. dijo la chica Ravenclaw con una franqueza extrema, impropia para su fragil y delicada apariencia. Tomo de su bebida una vez mas, disfrutando su delicioso gusto en su boca. Aunque preferia un buen te o un whiskey de fuego, habia momentos en los que la cerveza de mantequilla era mucho mejor. Luego de saborear la bebida, Siny desdoblo la tan mencionada carta de nueva cuenta, ansiosa, como si el esperar unos minutos para releerla cambiara en algo la situacion.

Curiosa, observo al joven Potter arrugando un poco el entrecejo. ¿Eras tu quien temia a los dementores? cuestiono, luego de que una posibilidad que podria explicar aquel mensaje tan confuso de parte de su progenitora. Tal vez... Solo tal vez cabia la posibilidad de que hubiese algo magico detras de todo.

Harry era capaz de notar el extraño clima en el cual estaba envuelta la chica, pero no se veía capaz ni merecedor de preguntarle algo al respecto, por lo que se entretuvo de un modo algo apresurado bebiendo de su cerveza de manteca, disfrutando de su sabor mientras escuchaba las palabras de la chica. “Perfectas para las penas”. Eso confirmaba por completo las sospechas del chico sobre que ella no estaba en su mejor día, pero no quiso replicar. ¿Para que continuar preocupándose cuando había salido en busca de paz y distracción? Estaba agotado, y no deseaba sentirse culpable por alguna otra mala noticia.

Estrecharon sus manos de una manera algo veloz, pero en esos instantes Harry pudo notar la fragilidad de la chica, como si fuese una pluma fácil de estropear. Ella se presentó como Sinead, lo que le hizo sonreírle levemente y mover ligeramente la cabeza en una especie de asentimiento, aunque la sonrisa se le apagó un poco cuando la muchacha recalcó que el chico no necesitaba presentarse. Él le soltó la mano, volviendo a sujetar entre ambas la copa, bajando un poco la vista para no tener que decir nada inapropiado. Claro, todos conocían a Harry Potter; todos hablaban de él como si lo conocieran de verdad…

Hizo un amague de volver a beber, pero la pregunta de la chica hizo que volviese a buscar los ojos de ella con los propios, algo confuso. ¿De que dementores estaba hablando? ¿Alguien había tenido problemas con dementores? El chico inclinó un poco la cabeza, frunciendo ligeramente el ceño.
- ¿De que estás hablando? – quiso saber, con la duda pintada en su voz. Aun le avergonzaba que todo el mundo estuviese al tanto de sus caídas frente a aquellos encapuchados y horribles seres, pero algo le decía que Sinead estaba refiriéndose a otra cosa. Los verdes ojos del joven se deslizaron velozmente hacia la carta de la chica - ¿Qué ha pasado?– no pudo evitar preguntar aquello en un tono mucho mas firme, aunque probablemente luego se arrepintiese. Hizo chirriar sus dientes; no podía con su propio genio.


Off: disculpa la demora u.u obligaciones

La frágil joven observo al famoso chico frente a ella, esperando obtener la respuesta que necesitaba, para poder así revelar el misterio detrás de la carta que había recibido. No estaba del todo segura, puesto que ella no había indagado mucho sobre el tema (de haberlo hecho, probablemente ya lo estaría recitando mentalmente) pero creía que los dementores afectaban a los muggles de alguna manera. Aunque algo si era muy seguro, los muggles no los podían ver, al menos no de la forma tradicional como todo mago los veía, con sus capuchas negras y largas, flotando en el aire. Sinead solo había visto a un dementor en toda su vida, hacia ya tres años cuando se habían subido al Expreso de Howgarts. La sensación había sido deprimente y en definitiva no era algo que deseara recordar.

Pudo entonces notar la reacción de Potter a la sola mención de las espantosas criaturas. Los ojos azules de ella se posaron al segundo en los de el. Por al menos un par de segundos no supo encontrar las palabras para explicar lo que estaba ocurriendo en Derby. Tras unos momentos de silencio que habían sido precedidos por las preguntas del chico, Sinead separo sus labios finos - Sospecho que en Derby los hay. Mi madre suele ser algo... Uhm, alegre al escribirme, mas ahora solo es algo simple, triste, escribió solo sobre lo mala que ha sido la semana - comento la joven con un ritmo monótono y neutral, era bastante obvio que no quería que nadie supiera de sus sentimientos.

Tomo otro sorbo de su cerveza, mas este no lo saboreó como antes. La preocupación se arremolinaba en su pecho, oprimiendolo y generándole angustia. - Y no creo que sea algo como una depresión, conozco a mi familia - explico, su voz comenzaba a expresar la preocupación que la acechaba.