Vladimir Northman

Nombre completo: Vladimir Lukas Adirael Northman Herveaux

Edad: 17 años.

Fecha de nacimiento: 13 de junio

Lugar de nacimiento: Örebro, Suecia

Sexo: Maculino.

Condición: Estudiante.

Características físicas:
Es un chico alto, 1.85 cm; de cuerpo perfectamente formado por años y años de practicar todo tipo de deportes, los músculos desarrollados, no son algo que se puede encontrar tan fácilmente. Su constitución, no es robusta, a pesar del ejercicio, sino más bien delgada. Su cabello es completamente negro, no suele peinarlo demasiado, cree que el estilo natural le queda mejor y eso significa que suele ir en todas direcciones, asombrosamente, de forma ordenada.

El color de su piel, es níveo, tanto que con la luz correcta casi puedes ver su sistema circulatorio funcionando.
Sus ojos, son por mucho el rasgo más importante de su anatomía, y es que tienen una profundidad épica, de un color azul grisáceo y unas pestañas tan tupidas que es sorprendente que le pertenezcan a un hombre.
En general, su rostro es armónico, algunas veces catalogado como de alguien digno de pertenecer a los dioses griegos.


Caracteristicas Psicológicas:

Para aquellos que han tenido un vistazo rápido a la vida de Vladimir, puede ser solo chico rebelde; pero para los que han tenido el privilegio de ser parte de su vida, saben que lo que no es exactamente eso lo que lo define. En una palabra, Vladimir Nothman, es pasión. Lleva en la sangre un gen que lo hace polifacético, problemático y encantador, todo al mismo tiempo. Es decir, es un chico capaz de cambiar camaleónicamente su actitud, según el respeto que les tenga sus interlocutores o simplemente la necesidad que tenga de divertirse.

Irresistiblemente magnético; tiene suerte con las chicas y no todo se lo debe a que es definitivamente guapo, sino también a que es poseedor de una labia tan extensa que hace que cualquiera pueda sentir que sabe de lo que habla. A pesar de eso, no ha tenido una sola relación seria en lo que lleva de vida, simplemente porque no ha encontrado en una sola mujer lo que busca, así que lo obtiene todo, de cinco o seis a la vez.

Bromista, le gusta la diversión y comúnmente no tiene en cuenta que puede meterse en un millón de problemas, o si lo tiene, simplemente no le interesa.
¿Sarcástico? Seguro. Viene de una familia donde se habla ese lenguaje tan fluidamente que Vlad tiene una maestría. Sabe que la lengua puede ser más peligrosa que un ligero pase de varita.
Fanático de la velocidad y la adrenalina, cosa que lo vuelve irresponsable. Ególatra, sabedor de que es alguien con un carisma impresionante.

Pero no todo en Vlad es malo; desde luego, es un adolescente hormonado al que una cara bonita o una sonrisa sexy, puede volver loco, es cierto, aunque, tiene un lado agradable, ese que solo les muestra a sus amigos.
Es un compañero ideal que no solo respalda a su gente, y que no dudara en ayudar si se lo piden, es sensato, cuando su cabeza no está llena de aire.

Pero por otra parte, después del pequeño incidente que lo dejo sin memoria, se siente confundido y aterrado de no saber nada de sí mismo y su personalidad se vuelve cambiante. Si el día comienza bien, quizá puedan verlo sonreír, pero si comenzó con el pie izquierdo, se volverá distante e indiferente.
Esta en busca de su verdadero yo, para encontrar equilibrio en su vida.


Casa en Hogwarts : Ravenclaw, 7mo.

Varita: 34,7 centímetros. Hecha de madera de caoba. Núcleo de 3 escamas de Quimera.

Boggart: Una mujer sin rostro acercándose a él con varita en mano repitiendo un hechizo para borrar su memoria.

Patronus: Camaleón.

Familia:
Kristoffer Vladimir Northman Knut (Padre)
Viktoria Wiebe Herveaux Ljungborg (Madre)

Historia:

Nacido bajo el abrigo del dinero y los lujos, Vladimir ha sido un chico consentido desde el momento en que vio la luz de sol por primera vez; pero eso, en lugar de volverlo estúpidamente superficial, le dio un centro a su vida. Sabiéndose afortunado, sí; pero no tomando ventaja de su posición económica.
Su padre, un conde cuyo nombre suele aterrorizar a los ciudadanos de Suecia, siempre fue un hombre distante, principalmente porque jamás estaba en casa y las pocas veces que coincidían en el mismo lugar, Kristoffer esperaba que Vlad lo tratase como a alguien de la realeza y no como su padre. De vez en cuando le daba consejos sobre etiqueta, la forma correcta de dicción de ciertas palabras y en su adolescencia, sobre como seducir y conquistar mujeres; pero no tuvieron nunca un lazo afectivo real.
Por otro lado, su madre, solía ser tan sumisa, tan obediente que Vlad, prefirió ser quien pusiera distancia entre ellos. Si bien, en su mente quedó grabado que las mujeres son seres frágiles y… un poco insubstanciales, no soportaba el hecho de que su propia madre, no tuviese voz, ni voto en nada.
Al entrar a Hogwarts, su inteligencia lo clasifico de inmediato como un Ravenclaw, aunque su padre continuó diciendo que se hubiese enorgullecido más, si el sombrero lo hubiera colocado en la casa de los leones o en la de las serpientes.
A los 15 años, como costumbre suiza, su padre, consiguió una chica para que fuese su esposa al cumplir la mayoría de edad. La elegida en cuestión, provenía de la mejor familia, con la personalidad más exquisita –según su padre –y era bastante hermosa, pero, Vladimir nunca estuvo interesado en intentar amarla, así que, todo el mundo supone que ese fue el detonante para lo que sucedió.

“La luna brilla en lo alto del cielo, llena de luz, de energía; un círculo rojo la rodea, dándole un aspecto tan tétrico como fascinante y en el fondo, Vlad sabe que eso augura que el peligro se cierne sobre su espalda. El salón se encuentra en penumbras, la única iluminación proviene de la ventana cuyas cortinas de satén dejan filtrar los rayos de la luna.
Sus brazos se encuentran cruzados sobre su pecho, mientras de vez en cuando mira el reloj con exasperación, está tardando demasiado y él solo quiere salir de la opresión de la casa para respirar aire puro, para sentir la música y el alcohol fundirse con su sangre mientras baila. Suspira. Lentamente el aire escapa de sus pulmones con un sonido de siseo.

Unos pasos resuenan en la distancia, tras unos segundos, los pasos se hacen más audibles. La puerta del salón es empujada con presteza y una rubia despampanante le sonríe desde la oscuridad. Ella se acerca, toda curvas y movimientos sensuales, coloca su brazo derecho tras la nuca del morena y susurra algo con la voz cargada de insinuaciones ocultas.
Vladimir la mira y aunque intenta, no puede reprimir la risa que se le escapa. Sabe que no debe, que burlarse de una mujer no es algo inteligente; pero tiene dieciséis años y le da lo mismo, porque esa mujer, no significa más que un compromiso concertado por sus padres.

-No seas tonta, vamos a llegar tarde –dice con la sombra de una sonrisa, presente todavía en la curvatura de sus labios. La expresión de ella, es de dolor puro, su rostro se contrae y tras el espeso maquillaje, Vlad puede ver lágrimas rogando por ser expulsadas de sus ojos.
Ella retrocede hacia la ventana, murmura cosas, Vlad simplemente no puede darle sentido a los sonidos inconexos que logra captar. El vestido blanco se pega a su cuerpo, haciéndola parecer de hielo, él no se acerca, le fastidian los dramas femeninos y solo espera que este, en particular, termine rápido.

De pronto, ella se gira y en un movimiento rápido, desenfunda la varita que escondía sobre el muslo, sostenida por una liga, Vlad traga saliva con fuerza, mira por la ventana en busca de ayuda de alguien, pero de nuevo, solo está la Luna, con ese extraño círculo rojo y antes de que lo sepa, un rayo verde impacta contra su cuerpo, enviándolo directo a la pared del fondo; su cabeza golpea el piso con un sonido sordo, como si algo se rompiera, ella sonríe de nuevo y el mundo se apaga para Vlad.
Cuando despierta, está en la cama de un hospital, le duele la cabeza como si alguien la hubiese usado como bongó; no sabe en qué hospital está, para ser honesto, ni siquiera sabe en qué parte del mundo se encuentra. Se pone de pie con dificultad, siente que la habitación gira sin control. Escucha pasos y por alguna razón, eso provoca que su corazón se desboque, tiene miedo y se siente acorralado.

Una enfermera, entra y lo mira con confusión.
-No deberías estar de pie, aun no estás bien –dice ella, con un tono maternal.
-Yo no… ¿Quién…? –mil preguntas corren por su mente, pero hay una que lo atormenta más -¿Dónde estoy? –
-San Mungo –la voz cantarina de la enfermera, comienza a molestarlo, en especial porque pronuncia las palabras como si fueran la cosa más obvia del mundo.
-¿Londres? Eso no es posible, yo estaba en… -intenta recordar, pero duele –en casa –dolor, dolor.
-Siéntate, luces como si fueras a desma… -pero no logra escuchar el resto, porque un millón de luces de colores estallan frente a sus ojos y el sonido se aleja hasta que solo existe el silencio y la oscuridad”

En San mungo, le comunicaron exactamente cuál era su problema. La falta de memoria que no sabían si se debía al golpe o al hechizo que lo golpeó. Vladimir se sentía frustrado, enojado con el mundo, con él mismo por no ser capaz de retener sus recuerdos, pero sobre todo, con la mujer fantasmal que seguía acosándolo entre sueños.
Ahora mismo ha pasado un año desde que perdió la memoria, y algunos de sus recuerdos se encuentran de nuevo en su cabeza, pero aunque lo intente, sigue sin recordar el nombre o el rostro de su agresora.


Otros datos:

• Perdió la memoria a causa de una bruja y no han podido encontrar un hechizo que lo restaure.
• La bruja que lo hechizo, fue su novia.
• Los deportes extremos son su droga favorita.
• Es un Conde en Suecia.
• Le gustan las chicas.
• Las bromas pesadas, son su especialidad.
• La velocidad, le encanta.
• Se mete en problemas con facilidad.
• Le gustan las chicas.
• Defender sus ideales, es su lema.
• En definitiva, le gustan las chicas.

Ficha aceptada *----*
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