Sí, yo aquí, pero ¿tu? {Pansy P.

"Es un día bastante bonito, me encanta la forma en que sol ilumina las copas de los árboles y hace también la sombra de éstos en el Lago. El otro día vi un nargle junto a la cabeza de Neville, ¿tu también, Ginny?" musitó Luna con su típico tono soñador y su mirada perdida. La verdad es que a la chica pelirroja le encantaba estar con ella, a pesar de las locuras que decía, aunque siempre lo había considerado como divertido, aunque jamás había visto nada parecido a un nargle. La chica asintió con la cabeza con una leve sonrisa y miró la cabeza de Neville, a menos de que le hubiera crecido el cabello su cabeza no tenía nada cerca.

En cuanto sonó el timbre se levantó y se colgó la mochila al hombro, tomando a Luna de la mano, ya que se empeñaba en seguir la cabeza de su amigo; la clase de adivinación no les tocaba juntas, así que al dar vuelta por el pasillo se despidió de su amiga y continuó caminando hasta un aula de la parte baja. Antes tenía que subir por una trampilla para poder escuchar la clase, pero desde que Firenze daba clases era más fácil la llegada, aunque cuando uno entraba al aula parecía como si acabara de entrar al mismísimo Bosque Prohibido.

Se sentó enmedio, junto a un chico de su misma casa, quien rápidamente le sonrío y trato de hacer a un lado a uno de sus amigos para que la pelirroja tuviera más lugar en donde sentarse. La clase fue igual que siempre, aunque siempre que salían daba la impresión de que hubieran dormido durante un largo rato y estuvieran cansadas de dormir tanto, pero la verdad es que era producto de la quema de hojas que habían hecho durante las últimas semanas para ver que forma tenía el humo... Ginny comenzaba a creer lo que decía Hermione: la adivinación era muy inexacta.

Después de dos largas horas al fin pudo salir, y el chico que le había sonreído se ofreció para llevar sus libros, aunque Ginny sólo llevaba dos, la chica negó con la cabeza y se adelanto. No era que el chico no fuera atractivo ni agradable, era simplemente que ella era capaz de llevar dos libros, algo que su novio actual también debería recordar. Y justo cuando pensaba en él vio su coronilla y rápidamente se detuvo para que el chico no la viera. Se giró para ver un lugar seguro donde no pudiera verla y atisbo el baño de las chicas, un baño en el que casi ninguna chica entraba si podía evitarlo, pero era lo único que había para estar, así que entro sigilosamente tratando de ver si se encontraba Myrttle, y sí ahí estaba ella, llorando en un retrete, en cuanto vio a la pelirroja dejo de llorar "Seguro vienes a regodearte de la pobre Myrttle como todas" dijo la fantasma.

-. ¿Cómo todas? Pero si es una suerte que alguna chica entre aquí...- murmuró Ginny con algo de sarcasmo y bajo su mochila con los únicos libros que tenía dentro.